Cuenta la leyenda que una bella mujer estaba casada con un campesino muy trabajador, que se la pasaba vendiendo cosechas de su patrón en otros pueblos. El patrón, aprovechando la ausencia del marido, le coqueteaba y ella no era indiferente a sus piropos y regalos.
Los vecinos se dieron cuenta y un buen día contaron todo al campesino. A la mañana siguiente, el labrador hizo como si saliera a vender la cosecha fuera del pueblo y esperó escondido cerca de la casa. Al anochecer, entró súbitamente y encontró a los amantes en la cama.
LLeno de ira, el campesino desenvainó su machete y se arrojó sobre ellos; fue poco lo que pudo hacer el patrón, porque ahí mismo quedó tendido; en cambio, la mujer perdió una pierna de un solo machetazo y quedó allí abandonada. Desde ese día, la Patasola ronda por los pueblos de Colombia, vengándose de los hombres.